
Vida, agonía y final de un prestigioso vocero
Hay circunstancias de cuando Paraná era Capital de la Confederación sobre las que vale la pena regresar, en virtud de que trascienden su tiempo. Una de ellas es lo ocurrido con El Nacional A...
Hay circunstancias de cuando Paraná era Capital de la Confederación sobre las que vale la pena regresar, en virtud de que trascienden su tiempo. Una de ellas es lo ocurrido con El Nacional Argentino.
Griselda De Paoli
El Nacional Argentino, el más alto exponente del periodismo nacional de su época fue para los hombres del Paraná tribuna de la doctrina de la Constitución de 1853 y de la organización nacional, frente a la secesión de Buenos Aires. Es Aníbal Vásquez, en “Periódicos y Periodistas de Entre Ríos” quien nos refresca la memoria en relación al rol esencial de El Nacional Argentino, que se editó en Paraná. Durante la capitalidad de la Confederación, fue testimonio del ejercicio de la libertad de expresión y del derecho a la información. El texto también dirige nuestra atención al destino del archivo de sus publicaciones como así de partes esenciales de la documentación de esa etapa fundacional del Estado argentino.
En relación con ello, no es menor señalar que el Presidente de la Confederación Argentina, Justo José de Urquiza, dictó un decreto, refrendado por Derqui como Ministro del Interior, mediante el cual se dispuso la organización del Archivo General es decir de los archivos nacionales de Paraná. Para eso, se creó un Fondo General integrado con “los archivos particulares de los Ministerios de Gobierno y demás Oficinas Nacionales de Rentas, Aduanas, Correos, Casa de Moneda, Estadísticas, Inspección General del Ejército y otras que pertenezcan o puedan pertenecer al dominio nacional argentino”.
Un documento de nuestro Archivo General de la Provincia señala con enorme claridad “si los Archivos de la Confederación se ordenaron y coordinaron de acuerdo con el decreto 1.856 y todo induce a creer que así fue, tanto más lamentable y dolorosa resulta la pérdida de aquel invalorable acervo que Paraná entregó intacto a las autoridades nacionales surgidas del convenio bélico de Pavón”, que lo depositaron en un lugar con certeza inundable, como para que el agua intentara borrar una parte de nuestra historia”.
Un vocero autorizado y prestigioso para un nuevo orden político.Consideraciones
Así dice Vásquez. “Esta es la publicación periodística, históricamente considerada, más eminente de Entre Ríos y que trascendiendo su interés a la Nación, puede ser estimada como una de las más importantes del país. Apareció el 3 de octubre de 1852, con la magistral rectoría del esclarecido espíritu de Juan María Gutiérrez, su redactor (no se usaba por entonces el término “director”). Llegó en horas laboriosas para la Patria que, si bien eran de desacuerdos y de disgustos, también lo eran de trabajo noble y generoso tanto más difícil de realizar cuando mayores los obstáculos a superar. En el primer número decía que adoptaba nuevo nombre en vez de La Voz del Pueblo, para ser más simpático a la Confederación”.
“El Nacional Argentino se constituyó en el vocero autorizado y prestigioso del nuevo orden político, surgido de Caseros y refirmado en San Nicolás. Defendía al gobierno de la Confederación Argentina, sus ideas, sus principios, sus obras, del ataque acerbo de Buenos Aires, y trasmitía al interior del país su mensaje de orden, de disciplina y de fe y sus exhortaciones entusiastas para nutrir el espíritu de fervor cívico. Sancionada la Constitución del 53 y establecido en Paraná en 1854, el gobierno central, continuó su prédica batallando siempre, con golpes y contragolpes en diálogos ásperos y en polémicas calurosas.
“Sus páginas registraron todos los actos del fecundo gobierno confederal y las actas textuales del Congreso de la Nación de suerte que representan la fuente informativa más autorizada y fidedigna de esa época histórica. Esta valoración se acentúa si se advierte que el archivo de la Confederación Argentina se perdió o se mutiló grandemente en los sótanos de la Aduana de Buenos Aires, a los que fue llevado la vez que Paraná perdió su categoría de capital federal, y en donde las inundaciones y las humedades inutilizaban y perdieron tanta documentación indispensable para el estudio del proceso a que aludimos. “Sería incurrir en detalle fatigoso si entráramos a enunciar el material contenido en aquellas páginas ya a nuestro objeto baste decir que son un catálogo de la obra trascendentalmente provechosa del gobierno de la Confederación, en la diversidad de sus aspectos. La instrucción pública, la organización de la justicia, la hacienda, el crédito, el correo, el ferrocarril, la colonización, la inmigración, el estudio de nuestras riquezas naturales por parte de sabios extranjeros, la legislación en general y todo lo que constituye una expresión orgánica del Estado junto con las informaciones políticas, militares y sociales de entonces están consignadas en sus comentarios y noticias, a través de los cuales se trasunta el pensamiento vigoroso y genial del gran arquitecto y del gran constructor de la unidad nacional, de sus instituciones y de su progreso que fue Urquiza.
Planteles
“El Nacional Argentino contó siempre con un equipo brillante de redactores y colaboradores: A Gutiérrez, sucedieron en la redacción el barón belga Alfredo Marbais du Graty, Lucio V. Mansilla, el chileno Francisco Bilbao y Juan Francisco Seguí y entre sus colaboradores se contaron Juan B. Alberdi, que estaba en Paris, Vicente Quesada, Benjamín Victorica, Salvador Ma. Del Carril, Martín De Moussy, Augusto Bravard, Olegario Andrade, Carlos Guido Spano, etc. Aparecía los jueves y domingos y desde 1853 los martes, jueves y sábados hasta el 23 de marzo de 1858 en que se transformó en diario. Su última edición lleva la fecha del 25 de octubre de 1860 alcanzando al n° 1.355. El diario se imprimía en la Imprenta del Estado cuyas condiciones no serían muy satisfactorias porque el 14 de octubre de 1856, el vicepresidente en ejercicio Dr. Del Carril autorizó la compra y quedó instalada otra imprenta, por aquella, en 1854 se publicaron por cuenta del gobierno los Discursos de Fray Mamerto Esquiú y un opúsculo titulado la Extinción del pauperismo en Europa por medio de la colonización, de que es autor Augusto T. Tougnes.
Mientras lo dirigía el Dr. Seguí, una orden del presidente Derqui dispuso su desaparición. Seguí, al despedirse del diario, publicó un artículo demostrando su disconformidad con semejante resolución que prohibía a Entre Ríos y al país de una publicación útil, provechosa e interesante para el pueblo y la única que vinculaba directamente al gobierno de Paraná con las provincias confederadas.
“Era que, por entonces, Derqui se había embarcado en una política de apaciguamiento con Buenos Aires, desintiendo (sic) con Urquiza y acariciando la organización de un partido político con su jefatura para la que le faltaban garras y prestigios, que lo llevaría a la boca del dragón que lo tragó sin triturar. Respondiendo a esas inspiraciones un tanto proclives llevó a su gabinete, entre la sorda resistencia de los que ponían el hombre a la situación, al señor de la Riestra, integrante caracterizado de los círculos políticos porteños y sin duda estimó que, matando a El Nacional Argentino, que se había batido gallardamente contra la política, los hombres y la prensa de Buenos Aires, recorrería en mucho el camino que deseaba transitar. En su concepto mejor que el nervioso “Nacional” era un adormecido e inocuo “Boletín oficial” que nada dijera”.
Fuente: https://www.eldiario.com.ar/230158-vida-agonia-y-final-de-un-prestigioso-vocero/